El último chiste sobre George Bush

Evidentemente algo anda mal con el mundo, no solamente la economía sino algo mucho peor: ando posteando demasiado. Pero es que ya me está gustando.

Como bien saben las almas desafortunadas a las que les cuento mis desgracias laborales, durante siete meses he llevado los alimentos infantiles de Nestlé. Es un trabajo que ahoga mi sonrisa y extingue mi espíritu, pero de alguna forma hoy algo de luz se coló entre la oscuridad e hice la siguiente mamada:

Lástima que ya se va el cabrón o haría playeras para vender en Tijuana.



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Hoy exploté. Toda mi vida, cuando llego a un nuevo grupo de personas, sean estos compañeros de trabajo, estudios o borracheras; me dicen que antes la pasaban mejor, reventaban más y estaban hermandados bajo una intensa amistad, que con su luz los colmaba de felicidad.

-Ahorita somos tres los que salimos a comer juntos pero debiste ver antes, n´ooombre, toda el área de Procesamiento de Alimentos Enchilados salía a ver los partidos del mundial. Las mesas se extendían hasta donde alcanzaba el restaurante y los meseros nos cobraban siempre de más, pero no había problema porque el jefe, risueño y bonachón, pagaba la cuenta de todos y además prodigaba propinas.

Esto me lo dicen en contextos de desastres laborales, después de recibir la noticia del recorte presupuestal para papel de baño y comiendo en la calle bajo un cielo oscuro, ominosamente cargado de lluvia.

Ya estoy hasta la madre. O todos aprenden a ver sin ojos nostálgicos el pasado y disfrutar los tiempos de vacas flacas o mejor no me hablen porque soy el embajador del apocalipsis amistoso y les traigo la muerte.


¡Esperen, esperen, no me dejen de hablar!