Receta para un colapso nervioso

Para un colapso nervioso bien sabroso, el autor de este blog descubrió que se necesitan los siguientes ingredientes, mezclados todos en el lapso de una hora:

1.-Sequía y podredumbre del barniz carísimo que se estaba usando para barnizar una puerta de madera a la que le dio tiña de tanto sol veraniego. ¡Porquería, nomás duró una hora destapado!

2.-Muerte de la impresora, por concepto de papel atorado. Lo único que produce ahora el aparatejo son unos ronquidos gachérrimos que suenan prrrrraaaaaaaakt prrrrraaaaaaakt.

3.-Conocimiento de que pelas, no me quedé en el Catálogo de Ilustradores del Conaculta para el que trabajé más de un mes. Primer golpe durísimo a mi autoestima profesional. Siento así bien culero en la pancita.

4.-Conocimiento de que mi chica adoptó un perrito chiquito que estaba ái todo mojado y desamparado debajo de un carro de un pésimo ser humano que quería arrollarlo si el cachorrillo no se salía de abajo de su carro. Ahora hay que encontrarle un hogar, porque ella ya tiene tremendo perrazo y hartos gatos, y yo ya tengo padres con fobia a los perros e incompetencia crónica para mantener con vida a los animales de compañía. Mañana, más detalles y fotos del simpatiquísimo animalito, para que todos ayuden a encontrarle un hogar. En serio necesitamos ayuda, en serio. ¿QUIÉN QUIERE UN PERRITO?

5.-Conocimiento de que en Oaxaca se va a llevar a cabo un congreso de ilustración internacional chonchísimo, y de que a la mejor ya ni lugares hay. Y tengo que ir, tal vez ahí me entere de por qué no me quedé en el catálogo del Conaculta. O si no de perdis* tengo que ir a ponerme pedísimo con mezcal, ¡tengo que ir!

6.-¿Qué, quieren más? ¡Pinchi público difícil!

Con episodios como estos, sería un desperdicio que no tuviera un blog para informarle a otras personas lo bonita que es su vida.

*De perdis: Expresión furris que de vez en cuando brota de dentro de mí.