15 oct 2004

Se quedó dormido y se le petatió el enfermo.

Hoy me pasé el día cuidando enfermos. Como no quiero faltar a la verdad, confieso que me quedé dormido cuatro horas durante mi vigelancea. En mi sueño le decía a mis amigos:
-Ya cállate, buey, y déjame despertarme, porque se me va a morir el enfermo.
Horripilante posibilidad que por purita suerte no ocurrió. Pero fíjense ustedes en lo bueno que está mi sentido del deber-no-cumplido, ¿no? Trascendió la barrera de la inconciencia y me pasó el recado allá en el más allá.
Una vez que me desperté y el enfermo me regañó por haberme acurrucado en su ropa de gala (¿quién lo manda dejarla en la cama, pareciendo tantísimo cobijas y colchas?); posicionado en mi rol de enfermero incompetente, me puse a hacer algo que no tenía nada que ver con el cuidado de un enfermo; la ilustración que ven ahí abajito, sobre LA MUJER CON CARA DE CABALLO. Y es que no llevaba las agujas pa tejer.
Tengo más que decir, pero mejor en otro post para combatir
al hiperdesarrollo de este.

2 comentarios:

es mi nombre Berenice dijo...

¿y quién era el enfermo?

El Mareo dijo...

¿El enfermo? Ah, no importa porque ya no reconoce a nadie.