Popotleño yo soy

Vivo en Popotla, y eso es una gran responsabilidad. La gente del sur (ignorante y viciosa) no conoce el rumbo y se figura que está cerca de la cabeza de Juárez o en las faldas del volcán de Colima.

En realidad Popotla, que en náhuatl antiguo significa Lugar de Popotes (en tiempos aztecas aquí se ubicaba la más grande fuente de sodas de toda Mesoamérica ) y de ninguna manera Lugar donde la gente hace mucha popó, es un barrio antiguo poco conocido y venido a menos, que se ubica al lado del histórico pueblo de Tacuba; el cual es famoso por su iglesia y sus fieros vendedores de fayuca.

He vivido aquí toda mi vida y por lo tanto conozco muy bien a la fauna local. El día de hoy quiero hablarles de los landmarks de la colonia. El primero es el árbol de la Noche Triste, ubicado justo frente a mi casa. Se dice que en él lloró hace muchos años Hernán Cortés, cuando los aztecas le ganaron un tirito, pero después se recuperó y todos saben cómo terminó eso. En esta bella postal pueden apreciar qué bonito era, y qué fina es la técnica del óleo, que desgraciadamente hoy día tiende a la desaparición ante las computadoras y los power points:
El árbol, muerto por una serie de incendios sumamente ridículos en circunstancias que parecen salidas de películas de Los Tres Chiflados, luce así en el presente:

Cada 30 de junio se reunen a sus pies algunas pandillas de concheros y danzantes aztecas a bailarle y hacerle chaca-chaca-chá punchis punchis punchis, porque para ellos el árbol no es símbolo de una Noche Triste, sino de una Noche Alegre: en ella perdieron los españoles, ¿ves? Por algo hablamos náhuatl hoy en día, mis colegas tenochcas.

¿Ya se clavaron en que en ambas fotos hay dos taxis rojos en el mismo lugar? Es una alegoría del progreso de México.

Este es un óleo de José María Velasco con el árbol de más chavo, a finales del siglo XIX. Al fondo se ve mi casa. ¡Trivia especial para secuestradores! Adivine usted en cuál de las tres casas vivo yo, róbeme y pida un rescate bien manchado e impagable. (Tip: No vivo en la Iglesia)

Pero el árbol no es todo lo que ofrece Popotla. No, señor, también contamos con la Tortillería La Reyna, antiquísimo local captado en esta acuarela, expuesta en el museo de la Acuarela:

El museo de la Acuarela es un lugar setentero, entrañable y poco conocido, en la calle de Francisco Sosa, en Coyoacán. Mi sorpresa fue mayúscula cuando encontré ahí esa representación de una tortillería por la que paso un día sí y un día no (¡Segunda trivia especial para secuestradores! ¿Paso por ahí los días pares o los días nones?). La tortillería luce así actualmente, después de la remodelación que le hicieron en el sexenio de Lázaro Cárdenas:

¡Clávense en la señora que atiende! Tiene casi la misma posición en ambas imágenes:

Desde que tengo memoria, han atendido la tortillería dos señoras que parecen hermanas, porque están igual de prietas por la humareda de la tortillería. Esperen, ¿una tortillería saca humo? Bueno, a la mejor están nomás prietas porque vienen de Guerrero. Tip especial para secuestradores: ¡Secuéstralas a las dos y duplica tus ganacias con la mitad del esfuerzo!

Pero Popotla no sólo es recuerdos y lugares viejos, no señor. Hoy en día tenemos una saludable industria de tacos de suaperro. Chéquensenn nomás la frescura de los ingredientes:

-Guau... ¿guau? ¡guau!*
*Tons... ¿ya cruzamos el río Bravo? ¡Qué bella es California!

Como epílogo, me gustaría incluir la foto de los tacos de carnitas más honestos de toda la ciudad; fanáticos, como ese que ya no nos quiere, de la Máquina Celeste:

Así como la foto de una ardilla atropellada que me encontré en Las Lomas el otro día.

¡-A huevo, el protagónico es mío!

¿Recuerdan a Chip, cuando salía en Chip & Dale, Rescatadores? Tenía una camisa floreada, dientes salidos y siempre estaba despeinado: Chip era la versión gringa y animada de Ponchito. ¿Qué pedo con los gringos, por qué se roban todo? Ash.