Vieja, ya vine...

-¡Miiiira nomás, un aparecido! ¿Qué, tú todavía escribes aquí?

-Ay, ya sabía que te ibas a poner así...

-¿Y cómo querías que me pusiera? ¡Un mes entero desaparecido, y no eres quién para avisar dónde andas! ¡Ni una notita de cómo estás! ¡Nada! Te han venido a buscar casi diario, este muchacho Serafín se ha estado dando sus vueltas, a ver si ya posteaste... ¿y yo qué les digo? ¡Si ni sé dónde andas! ¿Pa qué te compramos el celular, a ver?

-Sí, ya sé, ni me digas... mira, lo que pasó es que-

-¡No me digas, a mí que me importa! Yo nada más quiero saber si piensas volver a hacerlo. Diiigo, ¡mínimo para saber, cabrón!

-No, no, mira, ya no vuelve a pasar... estando lejos me di cuenta de cuánto extrañaba volver a postear, y que los ratos buenos le ganan con mucho a los malos... quiero echarle ganas otra vez... quiero-

-TE JURO. Te juro. Te juro que no me interesa. No me platiques. Nada más hazlo, ¿no?

-No, sí... mira, y el otro día ni me dejaste hablar, pero yo te juro que ni saqué esa cuenta de Myspace, ¡en serio! yo quiero estar contig-

-¿Y qué, el template ya lo vas a dejar así, o qué? ¡Te vas y lo dejas a la mitad!

-Em...eh...bueno, este, ora que tenga un tiempecito...

-Ay, eres un atenido. No sé ni por qué estoy contigo, de verdad. Bien me lo decía mi madre, este cabrón no le quiere echar ganas a su blog.

-Bueno, ¿y vas a cenar?
-No te merezco. De veras que no te merezco.