20 oct 2004

¿Qué hay en la ventana de enfrente?

Desde la ventana de mi cuarto termosensible se observa otra ventana que permanece iluminada hasta altas horas de la noche. Está en un edificio-gallinero que construyeron hace un año, en menos de cinco meses (se va a caer al primer temblor, y ái voy a tener que ir a sacar a los vecinos del cascajo). Es un edificio que me caga, porque no me deja ser yo mismo.
Durante todo el tiempo que he vivido en esta casa (es decir, toda mi vida) mi ventana daba a un kinder, en donde sólo habita la familia del conserje de 1pm en adelante. Lo que no les ha de haber tocado ver a la pobre familia del conserje, que ya nunca se acercan al área de mi ventana.
Pero teníamos una relación vecinal idílica, que terminó cuando llegó la urbanización y victimó mi privacidad. Y además me tapó las puestas del sol, con precisión milimétrica. Chingao.
Ahora ya nomás me queda el consuelo de mi hipotesis de absoluto rigor científico, de que en la ventana que permanece encendida hay una chica pelirroja sennsual, de hábitos noctámbulos, que nunca se pone brassiere y tiene debilidad por los muchachos de cabello chino negro medio largo jodido en las puntas.
¿O qué? ¿Me van a decir que lo más probable es que sea el cuarto de un contador al que no le salen las cuentas? Por favor. Eso es casi tan ridículo como sugerir que la silueta que veo bañarse en las mañanas es una señora de esas que tienen permanentado el cabello cortito, están siempre en delantal azul a cuadritos y llenan las dos de la tarde del olor al arroz que están preparando.
R-i-d-í-c-u-l-o.

2 comentarios:

es mi nombre Berenice dijo...

Tal vez hay un Mario Flores paralelo, quien se queda a altas horas de la madrugada preguntándose por qué en la ventana de enfrente también continúa la luz prendida.

diamandina dijo...

Lo cual, por alguna razón, me recuerda "Morirás lejos" de José Emilio Pachecho, novela que vengo a recomendar ahora que me ha dado la etapa de ir por los blogs dando recomendaciones literarias no pedidas.